1 Samuel 12:23

Note: (1) Algunas de las razones para la oración de intercesión y (2) algunos de sus estímulos.

I. ¿Por qué es una gran cosa la oración de intercesión? (1) San Pablo lo establece como un mandamiento positivo y lo convierte en la obligación principal de todo cristiano. (2) Nunca caminamos tan exactamente y tan cerca de los pasos de Jesucristo como cuando oramos por alguien. (3) Nunca nos beneficiamos más eficazmente que cuando oramos por los demás. (4) No tenemos talento de mayor utilidad que el talento de la oración intercesora.

Todos los demás canales del bien están circunscritos y la enfermedad y la ausencia toman su lugar. Pero esto no tiene límite. Dondequiera que estemos, bajo cualquier circunstancia, podemos hacerlo; y al hacerlo, podemos llegar a aquellos que de otro modo serían perfectamente inaccesibles para nosotros, los más culpables y los más alejados de Dios.

II. Los estímulos para la oración de intercesión también son cuatro. (1) La primera radica en el carácter de Dios, que todo lo que traemos le es querido, que "no quiere que nadie perezca, sino que todos se salven", y que debe ser algo muy querido para él. Dios cuando uno de Sus hijos trae a otro de Sus hijos y lo pone a los pies de su Padre común. (2) El segundo gran estímulo es el hecho de que nunca hay un mandamiento en el que no haya una promesa enrollada.

Hemos visto que se manda: "Orad unos por otros"; argumentamos con seguridad que nunca se habría ordenado si no estuviera en la mente de Dios conceder lo que se nos dice que pidamos. (3) En tercer lugar, la promesa general de la oración es sumamente grande. Todo lo que es de fe es seguro. El éxito de esa oración está convenido. "Todo lo que pidáis en oración, creyendo, lo recibiréis". (4) En cuarto lugar, casi todos los milagros de nuestro Señor se realizaron en respuesta a la oración de intercesión.

No hay una promesa positiva para la oración de intercesión, pero, salvo la empresa real de Dios, hay de todo para dar esperanza y casi certeza cuando pedimos cualquiera de esas cosas que sabemos que son conforme a la mente de Dios para dárselas. Sus hijos, y que Cristo compró con su propia sangre.

J. Vaughan, Cincuenta sermones, novena serie, pág. 333.

Referencias: 1 Samuel 12:23 . J. Harrison, Christian World Pulpit, vol. xiv., pág. 49; Spurgeon, Sermons, vol. xxvi., nº 1537; J. Keble, Sermones, académicos y ocasionales, p. 127. 1 Samuel 12:23 . GRAMO.

B. Ryley, Christian World Pulpit, vol. xiii., pág. 253. 1 Samuel 12 Parker, vol. VIP. 315. 1 Samuel 13:1 . Revista homilética, vol. viii., pág. 164. 1 Samuel 13:3 . JM Neale, Sermones para el año eclesiástico, vol. i., pág. 269. 1 Samuel 13:7 . Parker, vol. vii., pág. 67.

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