1 Samuel 14

Fueron días malos para el pueblo de Israel. Pero fue en estos días oscuros cuando Jonathan brilló tan famoso. Sin embargo, es cierto que las dificultades prueban nuestro temple, y que cuanto mayor es la dificultad o el peligro, más vale la pena contar la victoria. Aprendemos de este capítulo

I. Que la presencia del enemigo despierte nuestro valor. Jonatán no podía permitir que los filisteos estuvieran ni siquiera en Micmas, por fuerte que fuera, sin siquiera asestar un golpe. ¿No hay necesidad de más caballerosidad entre los soldados de Cristo?

II. Fue Jonatán quien concibió el plan de atacar a los filisteos, lo que nos lleva a decir que los príncipes deben dar el ejemplo. Es una vergüenza cuando un particular tiene que llevar una esperanza desesperada y, sin embargo, con demasiada frecuencia en la historia de la Iglesia encontramos a los pobres e ignorantes más llenos de celo por Dios que a los ricos y eruditos.

III. Los líderes serios no deben carecer de seguidores valientes. No se nos dice el nombre del joven que era el escudero de Jonatán, pero era digno de la situación. El mejor de los líderes es mejor si sabe que sus seguidores no le fallarán. Que aquellos de nosotros cuyo lugar no es el de liderar todavía ayudemos a nuestro Comandante actuando, de modo que cada vez que nos mire, vea nuestros rostros decir: "Estoy contigo según tu corazón".

IV. Jonathan sabía que Dios puede ganar con una minoría. Si, al pelear las batallas del Señor, esperamos hasta que podamos superar en número al enemigo, nunca haremos hazañas. Josué y Caleb fueron derrotados, pero dijeron: "Subamos y poseamos". Cuantos menos haya, más espacio para la Omnipotencia. Las unidades de los trabajadores cristianos son el borde delgado de la cuña.

V. En la batalla de Micmas, se nos ha enseñado que Dios ayuda a quienes se ayudan a sí mismos. Dios obra por medios y se deleita en cooperar con su pueblo. No espere hasta que el enemigo haya huido, pero dé la vuelta a la batalla con su valentía, aunque sea con una sola mano.

T. Champness, Nuevas monedas de oro antiguo, pág. 255.

Referencias: 1 Samuel 14:6 . Sermones sencillos de los colaboradores de "Tracts for the Times" vol. i., pág. 37. 1 Samuel 14:24 . W. Hanna, Sunday Magazine, 1865, pág. 281.

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