2 Reyes 6:15

I. La primera observación que sugiere este incidente es en cuanto a la fuerte presión de las cosas externas y visibles sobre nosotros que todavía estamos en el cuerpo. El joven pudo ver a la hueste siria recorriendo la ciudad para llevarse a su amo, pero nada más. ¿No es esta una verdadera parábola para nosotros? Hablamos de vivir por fe, no por vista, pero ¿qué verdad tiene para nosotros? Toma la vida de cualquier día; ¿Sería muy diferente si este mundo fuera todo, si no hubiera juicio ni eternidad? (1) Está el negocio de la vida.

(2) Están los placeres de la vida. (3) Están las pruebas de la vida. Todas estas son cosas reales. Absorto en ellos, un hombre vivirá encerrado y bloqueado por el presente y ciego a todas las realidades que no son de la tierra, los sentidos y el tiempo.

II. Y, sin embargo, la historia que tenemos ante nosotros está diseñada para mostrar cuán cerca está todo el tiempo otro mundo y otra vida, todos juntos del espíritu y el cielo, y de Dios. Solo necesitó abrir los ojos, y nada más, para mostrarle a este joven todo un concurso de existencias y agencias invisibles e insospechadas hasta ese momento. Si la palabra de Dios es verdadera, somos habitantes de dos mundos: un mundo visto y un mundo invisible; un mundo de tiempo y un mundo de eternidad. Puede que estemos caminando con los ojos vendados en medio de verdades y realidades.

III. Tal verdad es la revelación de la providencia de Dios. Si pudiéramos ver el mundo espiritual como vemos el natural, encontraríamos que cada vida está en la mano de Dios, cada facultad guardada para nosotros por la guarda de Dios, cada paso dado, cada palabra hablada y cada obra realizada en virtud de un el poder no es el nuestro.

IV. Un hombre pasa de la vida de la vista a la vida de fe por la apertura de los ojos de que habla el texto. La oración es el medio para pasar de una vida de vista a una vida de fe.

CJ Vaughan, Contemporary Pulpit, vol. iv., pág. no (ver también Good Words, 1864, p. 916).

Referencias: 2 Reyes 6:16 . R. Heber, Sermons Preached in England, págs. 18, 42. 2 Reyes 6:16 ; 2 Reyes 6:17 . Revista del clérigo, vol. ix., pág. 84; Preacher's Monthly, vol. iv., pág. 149.

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