Eclesiastés 2:11

La práctica general de los hombres de negocios, su costumbre de hacer balance año tras año, examinar sus libros y hacer un balance para saber cómo se encuentran, es una lección de gran valor. Nuestra salvación eterna puede volverse contra él. La gente sigue soñando que todo está bien cuando todo está mal, ni se despierta a la terrible verdad hasta que abre los ojos en el tormento. Si los hombres cuidan tanto de sus fortunas terrenales, cuánto mayor será nuestra necesidad de ver cómo estamos con Dios y hacer con nuestra espiritualidad lo que todos los comerciantes sabios hacen con sus intereses terrenales: revisar las transacciones de cada año.

I. En esta revisión debemos preguntarnos qué hemos hecho por Dios. Hemos tenido muchas, diarias, innumerables oportunidades de servirle, hablar por él, trabajar para él, sin escatimarnos por Él, quien no escatimó a Su propio Hijo por nosotros. Sin embargo, cuán poco hemos intentado; y cuánto menos hemos hecho en el espíritu de las palabras de nuestro Salvador: "¿No sabéis que debo ocuparme de los negocios de mi Padre?" Es imposible incluso ahora revisar nuestras vidas sin sentir que no hay esperanza para nosotros fuera de Cristo, y que los mejores y más ocupados han sido siervos inútiles.

II. En esta revisión deberíamos preguntarnos qué hemos hecho por nosotros mismos. Si "pasó la siega, y terminó el verano, y no somos salvos", qué otro veredicto que "¡Vanidad!" ¿Pueden la conciencia y la verdad pronunciarse sobre los años que pasaron? Se pierden años, pero el alma aún no se pierde. Todavía hay tiempo para salvarse. Dirígete a la ciudad de refugio. Cree en Cristo, porque todo aquel que en él cree, no se perderá, mas tiene vida eterna.

III. En esta revisión deberíamos preguntarnos qué hemos hecho por los demás. Supongamos que nuestro bendito Señor, sentándose en el Monte de los Olivos para repasar los años de Su ajetreada vida, hubiera contemplado todas las obras que Sus manos habían realizado, ¡qué multitud, una larga procesión, de milagros y misericordias hubiera pasado ante Él! Al poner a prueba nuestra piedad mediante esta prueba, ¿qué testimonio da nuestra vida pasada de su carácter? ¡Felices los que, a pesar de la gran distancia y de la manera imperfecta que sea, han intentado seguir a Cristo!

En conclusión: (1) Esta revisión, el Espíritu de Dios bendiciéndola, debería despertar a los pecadores descuidados. (2) Esta revisión debería conmover al pueblo de Dios.

T. Guthrie, El camino a la vida, pág. 61.

Referencias: Eclesiastés 2:11 . J. Bennet, La sabiduría del rey, pág. 38. Eclesiastés 2:12 . Ibídem; pag. 85. Eclesiastés 2:12 .

TC Finlayson, Una exposición práctica de Eclesiastés, pág. 49. Eclesiastés 2:12 . JJS Perowne, Expositor, primera serie, vol. xii., pág. 70; GG Bradley, Conferencias sobre Eclesiastés, pág. 52; R. Buchanan, Eclesiastés: su significado y lecciones, p. sesenta y cinco; JH Cooke, The Preacher's Pilgrimage, pág. 22.

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