Génesis 3:13

I. El registro que tenemos ante nosotros es la historia del primer pecado. No necesitó revelación para decirnos que el pecado es, que la humanidad es pecadora. Fuera, dentro, alrededor y dentro de nosotros, está el hecho, la experiencia, la evidencia, la presencia del pecado. Es el pecado lo que hace que la vida sea problemática y da a la muerte su aguijón. La revelación de la caída habla de una entrada, de un estallido de maldad en un mundo completamente bueno, en un ser creado recto, habla, por tanto, de una naturaleza capaz de pureza, de un enemigo que puede ser expulsado y de una santidad. posible porque natural. De la caída del hombre inferimos una caída anterior pero más misteriosa. Una vez que el pecado no fue; y cuando entró en el mundo del hombre entró bajo una influencia independiente, no inherente.

II. El primer pecado es también el pecado del espécimen. Es también en este sentido el pecado original, que todos los demás pecados son copias de él. La incredulidad primero, luego la desobediencia; luego corrupción, luego auto-excusa; luego la maldición y la expulsión, pasa página y encontrarás un asesinato.

III. El pecado original es también el pecado contagioso. El Nuevo Testamento deriva esta doctrina de la historia, que hay una mancha o corrupción en la raza a causa de la caída; que no es sólo un seguimiento de Adán por la elección deliberada e independiente de cada uno de nosotros lo que es el verdadero relato de nuestro pecado; pero esto más bien, una influencia e infección del mal, derivado y heredado por nosotros de toda esa ascendencia del transgresor.

Ningún hombre de toda la progenie de Adán ha exhalado su primer aliento o el último en una atmósfera pura y saludable. Antes, detrás de él, alrededor y arriba, ha estado la herencia de la debilidad, la presencia y la presión de una influencia en gran parte maligna. Hijos caídos de un antepasado caído, Dios debe enviar Su mano desde arriba si queremos ser rescatados alguna vez de estas profundas y turbias aguas.

CJ Vaughan, Media hora en el templo Churchy p. 55 (también Good Words, 1870, p. 331).

Referencias: Génesis 3:13 . JE Vaux, Sermon Notes, primera serie, p. 32; JH Newman, Oxford University Sermons, pág. 136; Revista del clérigo, vol. xviii., pág. 83.

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