Marco 1:35

I. Ver. 35. Hay algo muy conmovedoramente ilustrativo de la humanidad de nuestro Salvador en este versículo. Pudo haber orado en Su lecho; sin embargo, así como trabajó después de la puesta del sol, se fue a orar antes de que saliera el sol. Si el Maestro requería orar, ¿pueden los siervos vivir sin comunión con Dios? Empezar el día con Dios es el único método para ponerse por encima de todos sus acontecimientos y triunfar sobre ellos con perfecta maestría.

Un discurso podría basarse en estas palabras, mostrando los usos religiosos del tiempo. (1) Habría servicio social, como lo hemos visto en la vida de Cristo; (2) habría un ministerio público, en el que las multitudes podrían disfrutar de nuestra enseñanza cristiana; (3) habría devoción sagrada, en la que el alma mantendrá una relación íntima con Dios.

II. Vers. 36-9. El verdadero discípulo siempre sabe dónde encontrar al Maestro. Los discípulos conocían los hábitos de su Señor; sabían que en algunos lugares escondidos se le podía encontrar en las primeras horas del día; en todo caso sabían que Jesucristo se encontraría en el camino de la utilidad, o preparación para la utilidad. Lo que los discípulos dijeron en su asombrado deleite será un día literalmente cierto.

Todos los hombres estarán en busca del Salvador del mundo. En el primer caso, el Salvador buscó a todos los hombres, y en el segundo, todos los hombres buscarán al Salvador. La respuesta instantánea al deseo del mundo se muestra en la disposición de Cristo aún más a predicar el Evangelio. Su objeto en la vida era indiviso y su unidad era su omnipotencia. Jesucristo predicó y llamó a sus siervos a la misma obra.

La predicación nunca puede dejar de ser uno de los instrumentos más poderosos para estimular la mente humana y moldear la sociedad humana. La predicación individual puede debilitarse; incluso los ministros distinguidos pueden enfriarse en el entusiasmo con el que emprendieron su gran trabajo; pero la predicación instituida por Jesucristo, ejemplificada en Su propio ministerio, nunca puede dejar de ser una de las agencias más eficaces en la educación y el progreso humanos.

Parker, City Temple, 1871, pág. 33.

Referencias: Marco 1:35 . Spurgeon, Sermons, vol. xxx., núm. 1769; Homiletic Quarterly, vol. v., pág. 298. Marco 1:36 . HM Luckock, Footprints of the Son of Man, pág. 34.

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