Salmo 112:4

El principio del texto, siendo una verdad general y universal, debe ser aplicable a cuestiones de fe, a cuestiones de experiencia y a cuestiones de práctica.

I. Asuntos de fe. Por cuestiones de fe se entienden las verdades reveladas que debemos comprender, aceptar, retener y utilizar perpetuamente para guía, salud y salvación. Todos comenzamos en la oscuridad. Y nos adentramos en la luz, no de una manera fácil, natural e irresistible, sino por insinuaciones y sugerencias al principio, con la ayuda de destellos rotos y a través de sombras que caen, a través de dudas e incertidumbres, y frecuentes malentendidos, tanteos y vacilaciones y descubrimientos, a menudo contenidos en la restricción de nuestra propia estrechez, circunscritos siempre por límites necesarios, susceptibles siempre de errores, y en ningún momento sosteniendo la verdad completa y perfecta.

"A la luz recta se levanta". "El que hace la voluntad de Dios, sabrá si la doctrina es de Dios". La lealtad interior a la verdad, el temperamento fino y puro de la sinceridad, el hábito de la obediencia, son reveladores maravillosos.

II. Cuestiones de experiencia. Hay muchos que, al menos en su propia conciencia, parecen tener ante ellos, y con bastante claridad, la verdad suficiente para hacer todo lo que anhelan: gobernar sus vidas con dulzura y llevar sus corazones con la confianza de un niño a Dios. Y, sin embargo, el problema constante es que estas y otras cosas similares no se hacen. Tienen oscuridad del corazón y no surge luz. Sí, pero surgirá. A los rectos surge, en todas partes, en todo y, por tanto, ciertamente en las cosas del corazón. Solo asegúrese de buscar la luz del corazón "legalmente". Es fruto y no raíz. Es consecuencia, no causa. Busque primero la justicia del reino interior, y la luz saldrá de ella.

III. El texto es verdadero en cuestiones de práctica. Debemos seguir la línea que parece el cumplimiento del deber. "Luz se siembra para los justos"; pero, como toda semilla viva, tarda un poco en brotar. Los días de la siembra son a veces fríos y oscuros. Los brillantes días de la cosecha compensarán todo.

A. Raleigh, The Little Sanctuary, pág. 232.

Referencias: Salmo 112:4 . E. Bersier, Sermons, segunda serie, págs. 273, 286. Salmo 112:6 . AP Stanley, Good Words, 1877, pág. 548. Salmo 112:7 .

Spurgeon, Sermons, vol. xi., núm. 647; Ibíd., Morning by Morning, pág. 259. Salmo 113:7 ; Salmo 113:8 . Ibíd., Sermones, vol. xi., No. 658. Salmo 113:8 . Ibíd., Evening by Evening, pág. 209.

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