Entonces Salomón expulsó a Abiatar de ser sacerdote del SEÑOR; para que cumpliera la palabra del SEÑOR que había dicho acerca de la casa de Elí en Silo.

Ver. 27. Entonces Salomón echó fuera a Abiatar. ] Nuestro Enrique II no pudo deshacerse tan fácilmente de Thomas Becket, ese architraidor; pero habiéndolo tenido por encima de su ingenio mientras vivió, se vio obligado a tenerlo por encima de su fe estando muerto, arrodillado y rezando a su santuario. Y, sin embargo, cuarenta y ocho años después de su santidad, los médicos discutían en París si estaba condenado o salvo. Y un tal Roger, un normando, sostuvo que merecía justamente la muerte por rebelarse contra su soberano, el ministro de Dios. a

a Dan., Hist., 99.

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