Y las dos puertas eran de abeto: las dos hojas de una puerta eran plegables y las dos hojas de la otra puerta plegables.

Ver. 34. Y las dos puertas eran de abeto. ] Que no eran tan raros y preciosos como los olivos, por este medio se puso también una diferencia entre el lugar santísimo y el lugar santo. Los hombres no saben qué lugar es el cielo: hay lo mejor de lo mejor de todo.

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