Ahora pues, te ruego que perdones mi pecado y vuélvete conmigo para que adore al SEÑOR.

Ver. 25. Ahora pues, te ruego que perdones mi pecado, ] es decir, ruega a Dios que lo perdone: aunque algunos aquí también le cobran por esto, que confió más en la virtud de otro que en su propia penitencia; como después, también, cubriría su culpa con la santidad de la presencia de otro.

Para que adore al Señor. ] Serviría elegantemente a ese Dios, a quien, sin embargo, no le importa reconciliar con un sano arrepentimiento.

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