Treinta y dos años tenía cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén ocho años, y partió sin ser deseado. Sin embargo, lo sepultaron en la ciudad de David, pero no en los sepulcros de los reyes.

Ver. 20. Partió sin ser deseado. ] Ingloria vita recessit. Así como vivió perversamente, murió deseablemente. Se dice lo mismo del emperador Tiberio; de Mohammed I; de Edwin, rey de esta tierra; de William Rufus, que murió sin ser lamentado, como contemurista de toda religión, alieni appetens, sacrorum direptor, et avaritia et saevitia infamis, dice el historiador.

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