Así que los postes pasaron de ciudad en ciudad a través del país de Efraín y Manasés hasta Zabulón; pero se burlaban de ellos y se burlaban de ellos.

Ver. 10. Pero se rieron de ellos con desprecio. ] Tan profanos y supersticiosos eran; tan listo maduro para la lluvia. Es un triste presagio de una calamidad común, cuando la religión se convierte en un asunto, no sólo de forma, sino de desprecio. Josefo dice que estos israelitas así invitados mataron tanto a los mensajeros como a los profetas que los exhortaban a subir.

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