Porque tu corazón era tierno, y te humillaste delante de Dios, cuando oíste sus palabras contra este lugar y contra sus habitantes, y te humillaste delante de mí, y rasgaste tus vestidos y lloraste delante de mí; Yo también te he oído, dice el SEÑOR.

Ver. 27. Porque tu corazón era tierno. ] También lo fue el rey Eduardo VI cuando escuchó a Ridley o Latimer; cuyos sermones solía extraer y anotar con su propia mano.

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