Sin embargo, no quisieron oír, sino que endurecieron su cuello, como el cuello de sus padres, que no creyeron en el SEÑOR su Dios.

Ver. 14. Pero endureció sus cuellos. ] Añadiendo a sus tendones de hierro (descaro natural), cejas de bronce, notorio descaro en el pecado. Isaías 48: 8

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