Y se levantaron muy de mañana, y el sol brilló sobre el agua, y los moabitas vieron el agua del otro lado [como] roja como la sangre.

Ver. 22. Y los moabitas vieron el agua ... tan roja como la sangre.] Así parecían, a causa de los rayos del sol, que se encontraban con los vapores que surgían de las aguas y no podían disiparlos.

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