Y llamó a su marido y le dijo: Te ruego que me envíes a uno de los mozos y a uno de los asnos, para que corra hacia el varón de Dios y vuelva.

Ver. 22. Envíame, te lo ruego. ] Como una matrona piadosa y prudente, aunque podría hacer mucho con su marido, cuyo corazón confiaba en ella con seguridad, no haría nada de momento sin su consentimiento.

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