Y vino un mensajero a David, diciendo: El corazón de los hombres de Israel está detrás de Absalón.

Ver. 13. El corazón de los hombres de Israel está detrás de Absalón. ] Tan poca confianza se puede poner en la multitud de muchas cabezas, un agua peligrosa y embriagadora una vez que sale. David se merecía más a este pueblo; pero ahora podría quejarse, como lo hizo después Federico III, emperador de Alemania, de que se había olvidado de sus buenas acciones, de que sus favores no se concedían a los que resultaban traicioneros.

O más bien podría decir, como lo hizo Alfonso, rey de Aragón, que no se extrañaba tanto de la ingratitud de sus súbditos hacia él, que había elevado a varios de ellos de mezquinos a grandes propiedades, como de la suya propia a Dios.

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