Y sus puertas no se cerrarán de día, porque allí no habrá noche.

Ver. 25. Porque allí no habrá noche ] Y, por tanto, no hay necesidad de temer una sorpresa repentina del enemigo que espera su oportunidad. Su día arriba es ανεσπερος ημερα, un día sin noche, como lo llama un Padre.

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