Entonces mandó a Belsasar, y vistieron a Daniel de escarlata, y [le pusieron] un collar de oro al cuello, e hicieron proclamación acerca de él, que sería el tercer gobernante del reino.

Ver. 29. Entonces ordenó a Belsasar, y vistieron a Daniel. ] No, no, pero lo harían; y al final lo admitió, en parte para que no pareciera despreciar la cortesía del rey y estar descontento, y en parte para que así fuera mejor conocido por los persas para el consuelo del pobre pueblo de Dios.

Y le puso un collar de oro al cuello, e hizo una proclamación, etc. ] Todo esto el rey mandó que se hiciera, por admiración de la sabiduría divina de Daniel, y para que él pudiera ser dicti sui dominus, tan bueno como su palabra; pero ni una palabra nos oye de su arrepentimiento, tal era su estupidez; Daniel tampoco lo exhorta a hacerlo, porque vio que él estaba más allá de los sentimientos y supo que el decreto se había cumplido.

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