No lo comerás; para que te vaya bien a ti ya tus hijos después de ti, cuando hagas lo recto ante los ojos del SEÑOR.

Ver. 25. No lo comerás. ] ¿Quién puede pensar que un mandamiento de Dios es ligero o pequeño, cuando este de no comer la sangre está cargado de tanta severidad? La minucia de la ley, así como la magnalia, deben ser cuidadosamente atendidas y practicadas.

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