Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

Ver. 2. Y vino la palabra del Señor. ] No sea que el profeta, al ver a estos ancianos viniendo así a él, los favorezca demasiado, Dios los desenmascara, como lo hace en su mayoría a hipócritas tan groseros en esta vida presente; Jeroboam y su esposa, Ananías y Safira, Simón el Mago y otros, por ejemplo. ¿De qué otro modo podría pudrirse el nombre de esos desdichados tan malvados? Pro 10: 24-29

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