Porque cuando mataron a sus hijos para sus ídolos, entraron ese mismo día en mi santuario para profanarlo; y he aquí, así han hecho en medio de mi casa.

Ver. 39. Para cuando hubieran matado. ] Cuando sus manos estaban llenas de sangre, y hasta apestaban a calor. Esto fue un descaro detestable.

Luego vinieron el mismo día a mi santuario. ] Citra conscientiam, como si le hubieran hecho un buen servicio a Dios. Así que Erasmo es un relato de un fraile feroz, Agustín de Amberes, que abiertamente en el púlpito allí predicando al pueblo, deseaba que Lutero estuviera presente, para poder morderse la garganta con los dientes; Al hacerlo, no dudaría en acudir al altar con los mismos dientes ensangrentados y recibir el cuerpo de Cristo. Fiducia en federibus.

a Eras. Ep., Lib. xvi. ad obtrect.

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