Y la mano del SEÑOR estaba allí sobre mí; y me dijo: Levántate, sal a la llanura, y allí hablaré contigo.

Ver. 22. Y la mano del Señor, ] es decir, el Espíritu del Señor, por medio del cual condujo a su profeta a toda verdad y santidad.

Levántate, sal a la llanura. ] O, Valle, donde puedes estar solo y en libertad, solitario y tranquilo, para que yo pueda seguir conversando contigo.

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