Y sucedió que, cuando Abram entró en Egipto, los egipcios vieron a la mujer que era muy hermosa.

Ver. 14. Los egipcios vieron a la mujer. En Jenofonte se culpa al placer por esto, que de vez en cuando mira hacia atrás a su propia sombra, y deja a sus ojos vagar y vagar sin restricciones. Un hombre honesto, dice Plauto, debe tener ojos, manos y lengua continentes. un interés de Nihil enim quibus membris cinoedi sitis posterioribus an prioribus , dijo Arquelao, el filósofo, a un joven caballero desenfrenado.

El ojo (esa luz de todos los miembros) es un adorno para todo el cuerpo. Y, sin embargo, esa parte luminosa del cuerpo arrastra con demasiada frecuencia a toda el alma a las tinieblas. Este Job sabía, y por lo tanto "hizo un pacto" Job 31: 1 para mirar su apariencia; b sith de mirar vino la lujuria. Carlos V., cuando la ciudad de Amberes pensó en complacerlo con una máscara con la vista de ciertas doncellas hermosas que se presentaban ante él casi desnudas, no las miraba ni una sola vez.

c El joven Lord Harrington, cuando se encontraba con mujeres hermosas en las calles o en cualquier otro lugar, generalmente se tapaba los ojos con el sombrero, como si supiera lo de nuestro Salvador: "El que mira a una mujer para codiciarla". & c., a lo que sigue inmediatamente, "Si tu ojo te es ocasión de caer", & c. d Eckius fue severamente reprendido en una fiesta, por una modesta matrona, por sus miradas y comportamiento descorteses, en estas palabras (como relata Melancthon), ¿ Es tu doctor? Non existimo te in honesta familia, sed in lupanari educatum . ¿Eres médico? No creo que hayas sido criado en ningún otro lugar que no sea en un burdel. Ver Trapp en " Gen 6: 2 "

a Decet habere oculos continentes, manus et linguam.

b Joh. Manlii, loc. com., pág. 345.

c Saepe clausit fenestra, ne inspiceret formosiores feminas , & c. - De Carolo V., Pareus Hist., Pref. medul., pág. 908.

d Joh. Manlii, loc. com. , pag. 327.

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