¿No me dijo él: Es mi hermana? y ella, incluso ella misma dijo: Mi hermano es; con integridad de mi corazón y con inocencia de mis manos he hecho esto.

Ver. 5. ¿ No me dijo él: Es mi hermana? &C. ] Aquí Abraham y Sara, aunque ambos famosos, él por su fe, Rom 4:19 y ella por no tener miedo con ningún asombro, 1Pe 3: 6 pero aquí muestran cierta inquietud. Sentido, dice uno, una lucha encarnizada contra la fe, cuando está en su propio muladar, quiero decir en un peligro sensible. La retracción de la naturaleza de sí misma ante un temor visible, puede hacer que el pulso de un cristiano que late verdadera y fuertemente en el punto principal (el estado del alma) se interrumpa y vacile en ese momento. B

En la integridad de mi corazón.] Grande es la osadía de una conciencia limpia, aunque sea en alguno en particular, como aquí en Abimelec; un hombre que era magis extra vitia quam cum virtutibus (como Tácito c dice de Galba) más bien no mal que bien; uno cuya naturaleza no fue cambiada, sino encadenada solamente. Los hombres civiles no son más que lobos encadenados, demonios domesticados, cerdos en una hermosa pradera; y, sin embargo, estos son los hombres honestos del mundo, y se les ha impuesto un precio tan alto como en otro tiempo una cabaña de estiércol de paloma en la hambruna de Samaria.

Pero estos Abimelechs, estos Catos, estos jueces civiles, quieren sinceridad en la primera mesa, e integridad en la segunda; porque no se apoyan en las corrupciones internas ni en las infracciones menores de la ley. Abimelec, a pesar de toda su confianza aquí, era el culpable de su lujuria errante y temeraria. Y Catón, ese espejo de la moralidad, era un usurero quejumbroso, prostituyó a su esposa y se suicidó. Y, sin embargo, Paterculus d le dirá que era Homo virtuti simillimus, et per omnia virtute Diis quam hominibus propior , etc.

una del Sr. Vines Sermón rápida:

b Elías el rayo está alarmado por las amenazas de Jezabel .

c Tac., lib. Yo sordo. 12.

d Hist. , lib. ii.

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