¿No me dijo: Ella es mi hermana? y ella, ella misma dijo: Mi hermano es; con integridad de mi corazón y con inocencia de mis manos he hecho esto.

¿No me dijo: Es mi hermana? Esta fue la primera visita de Abraham a Gerar; y en su ignorancia de si había algún principio moral o religioso entre la gente de ese lugar, temió que estaría en peligro por las raras atracciones de su esposa. Por el engañoso artificio al que recurrió, y que convenció a Sarah de que apoyara, mostró indiferencia por la castidad de su esposa, y a través de un miedo servil a la muerte parecía deseoso de velar por su propia seguridad a expensas del honor de ella; aunque un momento de reflexión sobre las espléndidas promesas que le hicieron hubiera bastado para disipar todos sus temores.

En la integridad de mi corazón... he hecho esto. Esta frase se usa en oposición evidente a cualquier engaño o violencia; y tiene una referencia únicamente a la integridad e inocencia con respecto a su obtención de la posesión de Sara, a quien, sobre la base de su aparente relación con Abraham, se consideró en libertad de apropiarse de conformidad con el uso de su país y época. Este argumento fue admitido por el mismo Dios, pero al mismo tiempo le informó de que la enfermedad que padecía le fue impuesta para evitar la deshonra de la mujer hebrea, a la que se le había ordenado restituir a su marido.

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