Y él dijo: He aquí, soy viejo, no sé el día de mi muerte.

Ver. 2. Soy viejo, no sé el día de mi muerte. ] Nadie más, aunque nunca tan joven. Hay tantos cráneos jóvenes como viejos en el Gólgota. Pero, los jóvenes, decimos, pueden morir; los viejos deben morir. Para los viejos, la muerte es pro ianuis; a los jóvenes, en insidiis. Senex, cuasi semi-nex. Los viejos han pedem in cymba Charontis, ya tienen un pie en la tumba. Nuestra edad decrépita espera la muerte y la solicita: se va humillando, como gimiendo por la tumba.

De donde Terence a llama a un anciano Silicernium; y los griegos γηροντα, πασα το εις γην οραν, de mirar hacia el suelo, adonde tiende; o, como otros querrán, de amar la tierra y las cosas terrenales; que los viejos se aferran con avidez, porque temen que no tendrán que bastarles mientras estén vivos, y para llevarlos honestamente a casa, como dicen, cuando estén muertos; como Plutarco da la razón, b

un cernat Vel quod curvus silices; vel quod mox silentiqus umbris cernendus sentarse. - Ter, en Adelph.

b Tους θριψαντας, και τους θαψαντας.

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