Y Jacob se escabulló sin darse cuenta a Labán el sirio, porque no le dijo que había huido.

Ver. 20. Y Jacob se escabulló. ] Los santos de Dios son puestos en el uso de tales medios a veces, por su propia seguridad, que los hacen despreciables para los hombres mundanos; todos aquellos cuyas contusiones pueden soportar con valentía, siempre que sus conciencias se aclaren y animen: sí, pueden regocijarse y decir: Es una misericordia que no conocen peor por mí. Es una gran obra de la naturaleza evitar que la suciedad del cuerpo, cuando está en el hombre, sea desagradable para los demás. Pero es una obra mayor de Dios mantener la inmundicia del alma, que le es tan desagradable, del conocimiento de aquellos que esperan en todas las ocasiones para incendiarnos y blasfemar.

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