Y vino Dios a Labán el sirio en un sueño de noche, y le dijo: Ten cuidado de no hablar con Jacob ni bueno ni malo.

Ver. 24. Ten cuidado de no hablar ni bueno ni malo. ] Es decir, que no busques, ni con halagos ni con fuerza, con seducción o con espanto, traerlo de vuelta. Escriben sobre el áspid, que nunca vaga solo, sin su compañero con él. De modo que las promesas halagadoras de los adversarios de la Iglesia van siempre acompañadas de crueles amenazas, sus lenguas en aumento con sus espantosas sierras. Heb 11:37 "Ninguno de ellos necesitará su compañera"; como la Escritura habla de esas aves de rapiña y desolación. Isaías 34:16

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