Y se acercaba el tiempo en que Israel debía morir; y llamó a su hijo José, y le dijo: Si ahora he hallado gracia en tus ojos, te ruego que pongas tu mano debajo de mi muslo, y trata con bondad y verdad. me; te ruego que no me entierres en Egipto;

Ver. 29. No me entierres, te ruego, en Egipto. ] Esto lo pidió, en parte para dar testimonio de su fe con respecto a la Tierra Prometida, el cielo y la resurrección; en parte para confirmar a su familia en la misma fe; y que no estén pegados a los placeres de Egipto, sino que esperen su regreso a Canaán; y en parte también para declarar su amor a sus antepasados, junto con la felicidad que sintió en la comunión de los santos.

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