El anciano y honorable, él [es] la cabeza; y el profeta que enseña mentira es cola.

Ver. 15. El anciano y honorable es la cabeza. ] Así, la Escritura se expone con frecuencia. En una calamidad general, todos salen por igual, señores y perdedores.

Y el profeta que enseña mentira, él es la cola. ] Tales, como los perros, cauda adblandiri, calman y suavizan a los hombres en sus pecados, y son los más viles de los hombres. Quid enim contemptius et abiectius animo fingi potest quam assentari divitibus, linguamque venalim habere? También los tales, como serpientes, se deslizan suavemente sobre el cuerpo, pero pican con la cola.

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