Entonces Jeremías dijo a todo el pueblo, a los hombres y a las mujeres, y a todo el pueblo que le había dado esa respuesta, diciendo:

Ver. 20. Entonces Jeremías dijo a todo el pueblo. ] El profeta, sin ningún mandato especial de Dios, movido con un espíritu de celo, refuta esa blasfemia de ellos, y muestra claramente que la idolatría no hace feliz a ningún pueblo, sino todo lo contrario; aunque se trata de una vieja súplica, o más bien de una objeción, contestada hace mucho tiempo por Cipriano contra Demetria, Agustín De Civit. Dei y Orosius.

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