SEÑOR, cuando saliste de Seir, cuando saliste del campo de Edom, tembló la tierra, y se cayeron los cielos, y también las nubes dejaron caer agua.

Ver. 4. Señor, cuando saliste de Seir. ] Cuando marchaste delante de tu pueblo por el desierto. Así reconoce esta buena mujer las misericordias recibidas hace mucho tiempo, para alabar mejor a Dios por la presente liberación. Un modelo digno de imitar para nosotros, con quien, como con los niños, pronto se olvida el pan que se come. Es bueno comenzar nuestras acciones de gracias lo suficientemente alto: y como comerciantes, al darle la vuelta a sus libros para buscar una deuda, tomar nota de muchas más: así debería estar con nosotros al revisar y celebrar los favores de Dios.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad