Por tanto, dije a los hijos de Israel: Ninguno de vosotros comerá sangre, ni ningún extranjero que mora entre vosotros comerá sangre.

Ver. 12. Ningún alma de vosotros comerá sangre. ] Quizás porque los magos o sabios de Caldea solían comer sangre cuando conversaban con los demonios; y, por ellos, predijo lo que vendría. a

a Maimónides.

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