No prostituyas a tu hija para hacerla prostituta; no sea que la tierra caiga en la prostitución, y la tierra se llene de maldad.

Ver. 29. No prostituyas a tu hija. ] Como hicieron algunos de los paganos en honor a sus dioses. Como hacen hoy los papistas, en sus guisos y burdeles. a Sus casuistas se quejan de algunas rameras allí tan atrevidamente lascivas, como para solicitar a otras, para prostituirse con todos los que llegan; sí, en algunos guisos españoles a una suciedad antinatural. Pero qué vergüenza es lo que Espencaeus, un papista, informa con aborrecimiento, que en Roma una doncella judía no puede ser admitida en los guisos de la prostitución, a menos que primero sea bautizada.

Dici nequit, dice él, b quam incredibili Christianorum tum pudore, tum etiam eorum, qui vere tales sunt, cordollo, ut Iudae filiae scortari non liceat, Dei filiae liceat: ¡ Qué vergüenza y tristeza es esto, que una judía, a menos que ella convertirse en cristiano, etc.

un Martín. Vival., En Candelabro, Cap. de Confessione.

b Espenc., De Continent., lib. iii. gorra. 4.

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