Fue, pues, Aarón al altar y degolló el becerro de la ofrenda por el pecado, que era por él.

Ver. 8. Fue al altar, ] es decir, el altar de bronce; porque aún no había tenido acceso al altar del incienso. Debemos acabar con nuestras corrupciones antes de presentar nuestras súplicas, lavar nuestros corazones de la maldad y luego rodear el altar de Dios.

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