Porque tuve hambre y no me disteis de comer; tuve sed y no me disteis de beber;

Ver. 42. Porque tenía hambre, etc. ] Las malas obras son las causas justas de la condenación, por ser perfectamente malas. Pero las buenas obras no pueden ser causas de salvación, debido a las deudas contraídas con Dios y, en el mejor de los casos, imperfectas.

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