Y habló Moisés al pueblo, diciendo: Armaos algunos de vosotros para la guerra, y que vayan contra los madianitas y vengan al SEÑOR de Madián.

Ver. 3. Armaos algunos de vosotros para la guerra. ] Lactancio un ser, según su nombre, un hombre apacible y gentil, aborrecido el derramamiento de sangre, pensó que no era lícito que un hombre justo fuera un guerrero, cuya justicia era su guerra. Pero este fue su error; Patres legendi sunt cum venia; Dios ordena aquí, Ármate, etc. De hecho, es absolutamente ilegal que los hombres se arrojen voluntariamente a guerras innecesarias: y se cuenta en la vida de Agustín que nunca rezaría por eso. Pero cuando Dios hace sonar la alarma, como aquí, "Maldito el que hace esta obra del Señor con negligencia: Maldito el que aparta su espada de la sangre". Jeremías 48:10

a Instit., lib. vi. gorra. 20.

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