O con cualquier piedra con la que un hombre muera, sin verlo, y arrojársela sobre él, para que muera, y no sea su enemigo, ni busque su daño.

Ver. 23. O con cualquier piedra. ] Como en las solemnidades fúnebres de la reina Ana, un erudito fue asesinado por la caída de una carta de piedra, arrojada desde las almenas de la casa del conde de Northampton, por uno que era un espectador.

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