No seas testigo contra tu prójimo sin causa; y [no] engañes con tus labios.

Ver. 28. No seas testigo contra tu prójimo sin causa. ] Es decir, sin llamar, no ser requerido para ello; porque esto te hablaría rencoroso, imprudente y vengativo, como en el próximo versículo.

Y no engañes con tus labios. ] Cuando es llamado a ser testigo, hablen tu mente simple y llanamente, sin prefacio o pasión, una sin el barniz de las palabras finas, por lo que para engañar al juez, o engañar a los miembros del jurado, para reforzar a cabo una mala causa, o desafiar una buena.

a ανευ προοιμιων και παθων.

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