Hasta que un dardo le atraviese el hígado; como pájaro que se apresura a la trampa, y no sabe que es para su vida.

Ver. 23. Hasta que un dardo le atraviesa el hígado, ] es decir, Lujuria inmunda, ese dardo ardiente del diablo, puntiagudo y envenenado (como se dice que son los dardos escitas) con hiel de áspides y víboras. Filósofos un deseo lugar en el hígado. Los matemáticos someten el hígado a Venus; los poetas b se quejan de que Cupido los hiere en esa parte.

Cor sapit, et pulmo loquitur, fel commovit iras:

Splen ridere facit, cogit amare iecor ".

O, como algunos lo perciben, hasta que el adúltero sea, por el marido o los amigos de la prostituta, o por la mano de la justicia, privado de la vida; tal vez en el acto mismo, como Zimri y Cozbi fueron por Phinehas en la misma flagrancia de su lujuria.

a Platón en hepate το επιθυμητικον ponit.

b Hora., Oda v. lib. iv. y Oda xxv. lib. v. Ovidio. Trist.

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