El SEÑOR sostiene a todos los que caen, y levanta a todos los abatidos.

Ver. 14. El Señor sostiene a todos los que caen ] Ninguno de sus súbditos puede caer por debajo de su mano amiga, su dulce apoyo.

Y levanta a todos los abatidos ] O con la carga del pecado o con la miseria de cualquier tipo. Alfonso, rey de Arragon, es famoso por ayudar con su propia mano a uno de sus súbditos a salir de una zanja. De la reina Isabel se registra, para su eterna alabanza, que odiaba (no menos que Mitrídates) a los que buscaban aplastar la virtud abandonada de la fortuna (Camden). Cristo no quebranta la caña quebrada, sino que la sostiene; no apaga la mecha que humea, sino que la ama.

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