¡Oh SEÑOR, cuán grandes son tus obras! [y] tus pensamientos son muy profundos.

Ver. 5. ¡ Oh Señor, cuán grandes son tus obras! ] Seguramente tan grande que no puedo pronunciarlas y, por tanto, debo desahogarme con una exclamación.

Expleri mentem nequeo, ardescoque tuendo

(Virgilio)

Y tus pensamientos son muy profundos ] Aquí, pues, debemos hacer como hicieron aquellos romanos que, cuando encontraron un lago cuya profundidad era desconocida, lo dedicaron a la Victoria. ¡Grita, oh profundidad! y ahí descansamos nosotros.

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