1 El primer versículo de este capítulo parece ser propiamente el cierre del último. El apóstol no sólo predicaba la doctrina que debían creer, sino que llevaba la vida que debían vivir. Sin embargo, siendo Cristo nuestro ejemplo perfecto, las acciones y la conducta de los hombres, tal como se relatan en las Escrituras, deben seguirse sólo en la medida en que se asemejen a las suyas.

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