17-19 Todo lo que se hace para difundir la palabra de Dios y lograr que sea escuchada por todos es como llevar una piedra o un lingote de oro para la construcción del templo. Esto debería animarnos cuando nos entristece no ver más frutos de nuestros esfuerzos; mucho bien puede manifestarse después de nuestra muerte, algo que nunca imaginamos. Entonces, no nos cansemos de hacer el bien. La labor está en manos del Príncipe de la paz. Como él, el Autor y Consumador de la obra, se complace en emplearnos como sus instrumentos, levantémonos y actuemos, animándonos y ayudándonos mutuamente; trabajando conforme a su norma, siguiendo su ejemplo, confiando en su gracia, seguros de que él estará con nosotros y que nuestro trabajo no será en vano en el Señor.

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