1-9 Lo que se hace en obras de piedad y caridad debe hacerse de forma voluntaria, no por obligación; porque a Dios le agrada un dador alegre. David dio un buen ejemplo. Lo ofreció David no por obligación ni por ostentación, sino porque había puesto su afecto en la casa de Dios y pensaba que nunca podría hacer lo suficiente para promover esa buena obra. Aquellos que quieran guiar a otros hacia el bien deben dar ejemplo ellos mismos.

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