35-46 La vieja malignidad permanece en el corazón inconverso, y se debe vigilar a aquellos que, como Shimei, han manifestado su enemistad, pero no han dado evidencia de arrepentimiento. Ningún compromiso o peligro frenará a los hombres mundanos; continúan, aunque pierden sus vidas y sus almas. Recordemos que Dios no acomodará su juicio para nosotros. Su ojo está sobre nosotros; y luchemos por caminar como en su presencia. Que cada uno de nuestros actos, palabras y pensamientos se rija por esta gran verdad, que pronto llegará la hora en que las circunstancias más pequeñas de nuestras vidas saldrán a la luz, y nuestro estado eterno será arreglado por un Dios justo e infalible. Así, el trono de Salomón se estableció en paz, como el tipo del reino de paz y justicia del Redentor. Y es un consuelo, en referencia a la enemistad de los enemigos de la iglesia, que, por mucho que enfurezcan, es una cosa vana que imaginan. El trono de Cristo está establecido, y ellos no pueden sacudirlo.

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