19-28 Elcaná y su familia tenían un viaje por delante y varios hijos que llevar consigo, pero no se marcharon sin antes adorar a Dios juntos. La oración y la provisión no impiden un viaje. Cuando las personas tienen tanta prisa por emprender viajes o ocuparse en sus negocios que no tienen tiempo para adorar a Dios, es probable que avancen sin su presencia y bendición. Aunque Ana sentía un cálido afecto por los atrios de la casa de Dios, pidió quedarse en casa. Dios quiere misericordia y no sacrificios. Aquellos que se ven impedidos de asistir a las ordenanzas públicas debido al cuidado y crianza de sus hijos pequeños pueden encontrar consuelo en este ejemplo y creer que si cumplen con su deber con el espíritu adecuado, Dios los aceptará con gracia. Ana presentó a su hijo al Señor con un agradecido reconocimiento de su bondad en respuesta a la oración. Todo lo que le damos a Dios es algo que primero le hemos pedido y recibido de él. Todos nuestros dones para él fueron primero sus dones para nosotros. El niño Samuel mostró desde temprano una verdadera piedad. A los niños pequeños se les debe enseñar a adorar a Dios desde muy temprana edad. Sus padres deben instruirlos en ello, llevarlos a hacerlo y animarlos a que lo hagan lo mejor posible; Dios los aceptará con gracia y les enseñará a hacerlo mejor.

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