1-5 David fue ungido rey por tercera vez. Sus avances fueron graduales, para que su fe pudiera ser probada y para que él pudiera ganar experiencia. Así su reino tipificó el del Mesías, que iba a llegar a su apogeo por grados. Así, Jesús se convirtió en nuestro Hermano, asumió sobre él nuestra naturaleza, habitó en él para que se convirtiera en nuestro Príncipe y Salvador: así, el humilde pecador se anima de la relación entrañable, solicita su salvación, se somete a su autoridad y anhela su protección.

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