44-47 Esta es la solemne entrega de esta canción a Israel, con un encargo de prestar atención a todas las buenas palabras que Moisés les había dicho. No es algo trivial, sino una cuestión de vida o muerte: acatadlo y seréis bendecidos eternamente; descuidadlo y estaréis perdidos eternamente. ¡Ojalá los hombres estuvieran plenamente convencidos de que la religión es su vida, incluso la vida de sus almas!

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